Cuando se presentan reacciones adversas, el 72,8% ocurren el mismo día de la inoculación de la vacuna. De estas reacciones adversas, el 31,7% son de tipo alérgico y el 65,8% se deben a toxicidad normal. El riesgo de efectos adversos es mayor en:

1. Toxicidad “normal”

Los signos típicos son: inflamación local o bien signos generales como fiebre, apatía, anorexia…
Son reacciones esperables porque indican que el organismo reacciona frente a la vacuna. Son autolimitantes. Se pueden prevenir con AINEs administrados desde dos días antes hasta dos días después de la vacunación (se puede prolongar más días si se necesita).
También se puede usar antihistamínico IM o SC 20 minutos antes de la vacuna.

2. Inmunosupresión temporal

La vacuna produce una inmunosupresión temporal y hace que una enfermedad subclínica se manifieste.
Ej: cachorros con apariencia sana y se vacunan de parvovirosis y a los pocos días manifiestan esta enfermedad. Esta situación es más frecuente cuando ya el cachorro ha viajado, se ha separado de la madre, se ha cambiado de casa… situaciones de stress que comprometen más la inmunidad.
La prevención sería esperar a que desaparezca el estrés para vacunar (una semana después de la situación de estrés a la que ha sido sometido). El tratamiento sería el propio de la enfermedad que se desarrolla consecuentemente a la vacunación.


3. Reacciones vasovagales

Se manifiestan por hipotensión, palidez, cianosis, mareos… y hasta síncope con o sin relajación del esfínter. Son reacciones vagales debidas a nerviosismo o miedo ante el acto vacunal o por el dolor local producido por la vacuna.
Estos signos son transitorios y autolimitantes, pueden llegar a ser alarmantes. Ocurren con más frecuencia en cachorros o animales jóvenes.
Se puede confundir con shock anafiláctico, por lo que hay que diferenciarlo. La reacción vasovagal no es una reacción inmunológica de la vacuna y por ello no requiere de corticoides para su tratamiento, mientras que el shock anafiláctico sí.

4. Reacción “anafilactoide”

Cursa con síntomas de angioedema y a veces urticaria. La diferencia con una reacción anafiláctica es que la anafilactoide se produce en la primera inoculación, sin que el organismo esté sensibilizado y las anafilácticas se producen en aplicaciones sucesivas (para que se produzcan el animal debe estar sensibilizado).
Sólo si el cuadro se generaliza y puede afectar a la laringe o cursa con síntomas respiratorios se usan corticoides.

5. Reacciones alérgicas

Se puede producir una reacción alérgica al antígeno de la vacuna o al excipiente. No todos los animales con hipersensibilidad alérgica demostrada en una vacunación muestran reacciones en las siguientes vacunaciones.
5.1 Hipersensibilidad tipo I
Es la más frecuente de las reacciones alérgicas. Se caracteriza por urticaria y angioedema. Raramente llegan a producirse reacciones graves como anafilaxia. Suelen ser transitorias y se resuelven, en su mayoría, por sí solas al cabo de 24-72h.
5.2 Hipersensibilidad tipo II
Suele cursar con anemia hemolítica y/o trombocitopenia.
5.3 Hipersensibilidad tipo III
Suelen ser reacciones al adyuvante de la vacuna, no al componente antigénico. Se debe a la formación de inmunocomplejos que tardan en desarrollarse al menos siete días. Si los signos aparecen antes de una semana postvacunación, se trataría de una hipersensibilidad subclínica que se ha manifestado en estas circunstancias.
Se manifiestan como dermatitis necrotizantes, paniculitis, vasculitis cutáneas. El pronóstico de estos cuadros dermatológicos depende de si hay afección sistémica que incluye trombocitopenia y elevación de transaminasas.
Las manifestaciones dérmicas se agravarán con dosis sucesivas porque las células de la piel tienen “memoria”. También se incluyen en este grupo neuropatías que cursan con parálisis ascendente, artritis, vasculitis, glomerulonefritis…
En casos de hipersensibilidad grave como anafilaxia y cualquiera de las manifestaciones descritas, debidas a la formación de inmunocomplejos, se recomienda abandonar el protocolo vacunal.



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