Los perros son mascotas que en un principio eran/son carnívoras, pero que, debido a su domesticación, hemos conseguido que sean omnívoras. Situación que no sabemos si es del todo aceptable, pero que es una realidad y una situación a la que los animales se han adaptado.

Hace ya treinta años, la mayoría de los animales tomaban comidas caseras, especialmente arroz y productos de casquería. Otros empezábamos a utilizar y a combinar productos preparados como latas y embutidos. Intentábamos desde nuestra ignorancia dar lo que mejor creíamos a nuestras mascotas.

El equilibrio entre hidratos de carbono y proteínas, o tener en cuenta la forma de masticar o, más importante aún, las necesidades nutritivas de los animales, eran datos de los que los propietarios de los animales no imaginábamos su importancia, pero que tampoco éramos informados por los veterinarios.

Ahora la realidad es otra y aunque no es todavía la mejor, sí ha mejorado mucho. En la actualidad, las marcas de pienso tienen una gran variedad de alimentos, para animales enfermos (donde las necesidades energéticas son diferentes dependiendo de la patología), para animales sanos, pero que se diferencian por la raza, por su tamaño y, en especial, por su forma de masticar (la disposición de los dientes).

Pero, ¿los veterinarios informamos de forma adecuada a los propietarios/familias de las mascotas? ¿Consideran importantes los propietarios/familiares saber qué comen sus mascotas? ¿Tenemos en cuenta lo que sí deben comer y lo que no? ¿Sabemos que, al igual que las personas en diferentes situaciones fisiológicas, nuestras mascotas tienen diferentes necesidades?

Nuestras mascotas no pueden elegir lo que comen, somos nosotros quienes les debemos dar la mejor alimentación y pensando de forma exclusiva en ellos. Es decir, no vale convertir un carnívoro en vegetariano. Y no porque sea mejor o peor, sino por una razón fisiológica y/o anatómica, son carnívoros y tiene estómago de carnívoros. La base de su alimentación debe ser esta. Sus necesidades tienen esa base. No podemos elegir por ellos en este tema.

 

Desde que yo era estudiante y de eso ya han pasado casi 30 años, la alimentación en los perros ha cambiado a una velocidad de vértigo. Las empresas de nutrición han creado piensos de muy alta calidad, situación que favorece la mejor y más larga vida de nuestras mascotas. Pero en cambio, no se ha modificado la lista de los alimentos “peligrosos” para nuestros amigos. Hay que decir que, seguro que cuando lean estos alimentos, alguno ya lo ha tomado su perro, pero lo importante son las cantidades que podemos darles y que puedan ser tóxicos para ellos. En todos ellos, son necesarias dosis elevadas y continuas para que puedan llegar a producir un proceso de intoxicación en el organismo.

Estos son:

• CHOCOLATE: Alimento que existe en la mayoría de los domicilios españoles, puede provocar una variedad de síntomas en función de las cantidades administradas.
  Hay uno positivo y común a las personas: ayuda a mejorar el estado anímico del perro. Pero dejando las bromas aparte, el chocolate está compuesto por cafeína y teobromina, dos componentes que pueden producir alteraciones en el sistema nervioso de los perros (a elevadas dosis).
  Hay perros que pueden aceptar mejor un trozo de chocolate, pero en la mayoría de los casos aparecerán síntomas como vómitos, dolor y nerviosismo.

• LECHE: Los perros no necesitan la leche en su dieta. En la mayoría de los casos, los perros son intolerantes a la lactosa (como algunas personas), ya que no tienen la enzima que la digiere. Hay personas que desayunan con sus mejores amigos compartiendo, literalmente, su vaso de leche. Esa costumbre y a pequeñas cantidades, hace que no presente síntomas. Pero su administración puede provocar síntomas digestivos como vómitos y diarreas.

• QUESO: Siendo un derivado de la leche, provoca los mismos síntomas. En este caso, no sólo el azúcar que lo compone (lactosa) sino las concentraciones elevadas de grasa, hacen que sea un alimento no recomendado para el perro.
  Dentro de los derivados de la leche, los admitidos por los perros son los yogures que son ácido láctico, lactosa ya digerida.

• CEBOLLA: Aún no he conocido a ningún perro que le guste la cebolla. Pero dentro de esta lista de prohibidos, es de los que, en pequeñas cantidades diarias, pueden pro¬vocar deterioro de los glóbulos rojos y, por tanto, anemia.
  Se produce por una sustancia que se encuentra en ella que se llama tiosulfato.

• AJO: A diferencia de los humanos, el ajo no tiene beneficios para los perros. Es de la familia de las cebollas y produce los mismos síntomas, destrucción de glóbulos rojos y anemia. A dosis elevadas puede producir insuficiencia renal.

• UVAS/PASAS: Aún se desconoce cuál es elemento de ellas que produce sobre el perro insuficiencia renal, acompañado de síntomas digestivos. Recuerde darle a su perro un plato de aceitunas en noche vieja.

• AGUACATE: La Persina es la sustancia que se encuentra en ellos, que provoca alteraciones digestivas. En algunos casos, se han visto alteraciones respiratorias. Además, este tipo de frutos tiene un hueso muy grande y, por su forma, puede ser fácilmente tragado por el perro.

• MANZANAS: Más concretamente el corazón de las manzanas. Las pepitas tienen en su composición química cianuro que, a dosis elevadas, crean no sólo alteraciones digestivas sino alteraciones respiratorias, convulsiones e hiperventilación.

• MASAS FERMENTADAS: La levadura es el compuesto por excelencia de este tipo de alimentos. En su digestión dentro del estómago produce alcohol y además, se expande por el intestino, creando gases tóxicos que dan lugar a alteraciones digestivas.

• CAFÉ: No sólo la cafeína provoca intoxicación en el perro, también una sustancia que se llama xantina metilada, que afecta al sistema nervioso y provoca hiperventilación.

• NUECES DE MACADAMIA: Estos alimentos pueden provocar alteraciones de riesgo para la vida del animal a dosis pequeñas. Su alto contenido en fósforo puede provocar cálculos en la vejiga. Pero, en la mayoría de los casos experimentan, mareos temblores y fiebre.

• CHUCHES: Este tipo de productos están formados por xilitol, que provocan descoordinación, letargo y desorientación. Una de las consecuencias es insuficiencia hepática.

• ALIMENTOS CON MOHO: Estos se encuentran en las basuras, especialmente las amontonadas en las calles o parques. Los animales buscan en ellos e ingieren este tipo de alimentos. Una buena educación o, en otros casos un bozal, son el mejor remedio para evitar vómitos y diarreas profusas.

• SAL: tan prohibido como en el caso de los humanos y con las mismas consecuencias.

• ALCOHOL: Los mismos síntomas que en sus dueños. A pesar de esto, hay algunos propietarios que se extralimitan y dan alcohol a sus perros.

Dicho todo esto, debemos saber qué necesidades tiene nuestro perro. Como comentaba al principio, los piensos actuales aportan las necesidades en proteínas, hidratos de carbono, etc. necesarias para una vida y salud adecuada del perro.

Hay que evitar que los perros busquen en las basuras y no aumentar las dosis de comida, hay que seguir los consejos del veterinario y del nutricionista y, sobre todo, acercarse a la consulta lo antes posible tras la aparición de cualquier síntoma.